Por fin llegamos a la capital del país. De momento lo único que hemos encontrado ha sido frío, mucho frío. A lo mejor cambiamos ligeramente de planes, quien sabe, dependiendo de como nos quieran tratar por acá.
La Candelaria, el barrio más antiguo de Bogotá. Edificios y más edificios. Tan grande que todo queda lejos. Y entre mantas y rayados números celebramos el cumpleaños de este niño hermoso que tengo ahora mismo durmiendo entre mis brazos.
Dios mío! Hoy he tomado tanto café que soy incapaz de conciliar el sueño... uno en el desayuno y otro en el almuerzo... son las dos de la mañana y sigo bajo sus efectos... mi tolerancia a la cafeína es realmente baja...
Me despierto a las 8 de la mañana y me entero del robo de las cosas de los huéspedes de la supuesta caja de seguridad del mismo. Supuestamente abrieron la puerta a unos ladrones que ya habían entrado a robar más veces y tienen cámaras pero no funcionan. Menos mal y a mí se me dio por sacar ayer mis cosas... quémal despertar me das Bogotá!